
CHINGONES: ¿QUÉ ES Y CÓMO SERLO?
¿Acaso no te llama la atención todo el esfuerzo que hacen los medios de comunicación para venderte el concepto de “ser chingón/a”? Imágenes, textos, audios, videos, comerciales, artículos, blogs, podcasts, artistas reconocidas hablando sobre ello en entrevistas, empresarias y toda una emisión de ideas que saturan tu ambiente.
¿Qué es lo que tu mente hace con todo esto? Compararse de manera continua con el estímulo que recibe, medir qué tan cerca o qué tan lejos está de la imagen o del mensaje que le ha sido dado. Esta comparación genera tensión en tu interior. Estrés. ¿Seré lo suficientemente chingón/a?, ¿cuánto es suficiente?, ¿estaré haciendo lo correcto con mis hijos?, ¿en qué punto estoy con mi relación de pareja?, ¿qué hay de mi profesión?
Roles prestablecidos, expectativas basadas en el deber ser, condicionamientos familiares, poses e imágenes para cumplir con el estatus quo, marcas para portar y vestir, tips para ser parte de élites, estilos y dinámicas de vida, formas de vacacionar, estereotipos culturales y socioeconómicos tras los que diariamente corremos la mujer y el hombre contemporáneos. En algún lugar profundo de ti estás muy cansado/a de tanta chingadera para ser chingón/a (a pesar de tu colitis, del insomnio, de la falta de sentido, de las relaciones desgastadas, de la molesta ansiedad, de la velada depresión y de la insatisfacción existencial de cumplir con todo esto antes de tener una conexión sensible y honesta con la sabiduría de tu corazón).
¿A qué o a quién respondes? ¿A dónde va toda esta carrera? Al final, ¿qué vas a conseguir? ¿Qué aspectos de ti están quedándose en el camino? ¿Qué vas a hacer contigo cuando ya no haya tiempo ni manera de hacer algo? Estas son las preguntas para un/a chingón/a, porque chingón/a es quien puede lidiar con la verdad y tomar decisiones desde el corazón. ¿Que si vas a romper los esquemas? Seguramente. ¿Que qué van a decir? ¡Deja que mejor escuchen lo que tú tienes que decir! ¡Muéstrate, sé visible, toma decisiones, atrévete a sentir! ¡Estás vivo/a!
¿Dónde está la pasión de tu vida? Retoma ese proyecto que dejaste por ponerte en segundo término. Quizás tuviste que priorizar o que administrar tus recursos y por eso te pasaste a un segundo lugar hace algún tiempo. Está bien, nada de malo con ello. Así son las responsabilidades. La pregunta es si aún son vigentes. Si no lo son, entonces vuelve a priorizar y priorízate. Tu pasión es importante, ella es la que te impulsa a dar y a extenderte a los demás. ¡Hazlo!
Confía. Tengo un recordatorio para ti: acude a la sabiduría del corazón de manera continua. Entra en una conexión consciente con tu supra-ser, esa voz intuitiva de tu alma que provoca sincronías y que abre tus caminos. Recupera la seguridad en ti misma. Deja el perfeccionismo, déjaselo a los androides. Tú eres una mujer, un ser humano. Equivócate y corrige. Amplifica tu inteligencia emocional, ponte en medio de situaciones nuevas y aprende a manejar tus emociones con mayor claridad.
Muestra determinación en el rumbo que llevas y en el cumplimiento de tus propósitos. El propósito de tu vida no es una misión rescatista, tampoco es ser famosa ni millonaria. Tu propósito es ser un humano completo que pueda experimentar plenitud en medio de lo cotidiano: llevando a tus hijos a clases extracurriculares, preparando una cena con amigos, haciendo el amor con tu pareja, conociendo nuevos lugares, logrando lo que te propones profesionalmente y personalmente.
Todo esto te consolida progresivamente en la vida. Cada fase de tu vida tiene su propia consolidación y sirve como base para las siguientes. No tengas miedo de hacer cambios radicales. Lo radical no es extremista. En los extremos están el siempre y el nunca, el blanco y el negro, el todo y el nada. En los extremos no hay opciones. Ven al centro, en el centro están tus opciones. Siente, intuye, contempla, medita. Tu supra-ser es tu mejor consejero, aprende a escucharlo a través del corazón. Esto sí es radical porque lo que ejecutas desde ahí toca a los demás de maneras significativas y profundas.
Finalmente, atrévete a vivir con plenitud sin las expectativas del mundo y de los demás. Abandona las máscaras. Tu plenitud es un estado de consciencia, no un estándar social. Plenitud es sentirte completa y al desnudo con la vida. Plenitud es un corazón transparente que, a pesar de los tropiezos, sigue siendo digno, sabe amar y está de pie.
Adelante, chingones. ¡A movernos desde la sabiduría de tu corazón!
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